Buscant nous camins d'acció política, he llegit l'article de l'amic Joan Subirats a El País d'ahir, i m'ha semblat trobar-hi una pista interessant. El paràgraf clau, per a mi, és aquest:
En este sistema de desconfianza generalizada, no es extraño que el informe presentado por la Generalitat sobre las razones del creciente abstencionismo de nuestra sociedad, que ha coordinado el profesor Josep Maria Vallès, vuelva a recordarnos que nuestra ciudadanía mantiene un bajo interés por la política, una dificultad por la comprensión de los procesos políticos, una desconfianza notable en la capacidad ciudadana para influir en las decisiones de los políticos y una valoración baja o muy baja de las instituciones y, sobre todo, de los partidos y del personal político. Como dice el informe, "todas estas actitudes y opiniones configuran el fenómeno general de la desafección política".
Sin confianza, no hay afecto. Pero lo que deberíamos preguntarnos es si necesitamos afección o más bien lo que tenemos que construir es un nuevo impulso de ciudadanía democrática basado precisamente en la desconfianza, en la capacidad de controlar una democracia institucional a la que ya no es posible querer sin más.
El passat 12 de maig vaig penjar una nota de referència sobre l'Informe Vallés (interessant, precís, pragmàtic, amb propostes concretes d'actuació). I, en la meva nota, recuperava les meves idees sobre un possible "sindicat de ciutadans" com a nou instrument d'acció política, per no deixar l'iniciativa política en mans del voluntarisme dels polítics tradicionals.
Penso que, efectivament, calen palanques autònomes de renovació, plataformes per a la renovació democràtica ...
En este sistema de desconfianza generalizada, no es extraño que el informe presentado por la Generalitat sobre las razones del creciente abstencionismo de nuestra sociedad, que ha coordinado el profesor Josep Maria Vallès, vuelva a recordarnos que nuestra ciudadanía mantiene un bajo interés por la política, una dificultad por la comprensión de los procesos políticos, una desconfianza notable en la capacidad ciudadana para influir en las decisiones de los políticos y una valoración baja o muy baja de las instituciones y, sobre todo, de los partidos y del personal político. Como dice el informe, "todas estas actitudes y opiniones configuran el fenómeno general de la desafección política".
Sin confianza, no hay afecto. Pero lo que deberíamos preguntarnos es si necesitamos afección o más bien lo que tenemos que construir es un nuevo impulso de ciudadanía democrática basado precisamente en la desconfianza, en la capacidad de controlar una democracia institucional a la que ya no es posible querer sin más.
El passat 12 de maig vaig penjar una nota de referència sobre l'Informe Vallés (interessant, precís, pragmàtic, amb propostes concretes d'actuació). I, en la meva nota, recuperava les meves idees sobre un possible "sindicat de ciutadans" com a nou instrument d'acció política, per no deixar l'iniciativa política en mans del voluntarisme dels polítics tradicionals.
Penso que, efectivament, calen palanques autònomes de renovació, plataformes per a la renovació democràtica ...
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